La liturgia dominical ofrece la oportunidad, desde la Palabra de Dios, de asumir acciones de compromiso de paz, es decir comprometernos día a día en la edificación de la paz de nuestro mundo herido por la violencia y la maldad.
El profeta Isaías contagia con la buena noticia de la acción de Dios a favor de su pueblo. Conviene detenerse en todas las expresiones de gozo, júbilo, alegría, que son el resultado de un verdadero compromiso de paz. Dios ofrece una nueva experiencia de su poder a Jerusalén y la paz correrá como un río; ofrece su consuelo paterno a imitación del materno. Realmente maravillosa es la promesa de Dios que hará surgir la vida y su belleza en medio de su pueblo. (Isaías 66, 10-14 ).
Compromiso de Paz |
San Pablo escribe a los cristianos de Galacia sobre la criatura nueva que brota del misterio de la cruz; también ella es instrumento de compromiso de paz, el misterio de la cruz es el instrumento para alcanzar la paz y la misericordia de Dios. El mismo Pablo da testimonio del poder de la cruz, pues lleva en su cuerpo la marca del sufrimiento, del caminar con el Señor y se gloría de ello en Cristo, no en sí mismo. La cruz es el signo de la gloria del creyente.(Carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 6, 14-18).
San Lucas nos narra el compromiso de paz, el Señor envía a setenta y dos discípulos, a quienes les dio poder y el encargo de llevar la paz por todos lados, a cada lugar donde lleguen. El deseo de paz de los discípulos ha de cumplirse y es una bendición para quienes se disponen a recibirlo. El anuncio del evangelio cuenta con la acogida de gente de paz, pero también con la posibilidad del rechazo. (Lucas 10, 1-12.17-20).
¿Qué tanta paz hay en nuestro corazón, familia, comunidad, país, y ambiente en que nos desenvolvemos? ¿Tenemos el compromiso de paz, como objetivo cristiano? Los textos bíblicos nos colocan ante uno de los grandes deseos de todos los tiempos, la paz de los pueblos, la paz de la humanidad. Todos la queremos, pero esa paz, aun cuando es don de Dios, requiere una actitud de acogida, tiene que ser promovida y construida por todos. Quien se tome en serio la tarea de construir la paz, sabe que no siempre lo logrará, pues vivimos en un mundo, que por todos lados manifiesta signos y acciones contrarias a la tan anhelada paz.
Oración: Señor, queremos la paz, pero le huimos a la cruz, a la renuncia a los propios intereses; concédenos abrir nuestro corazón al Espíritu para recibir el don de la paz en nuestro mundo.
Contemplación: El compromiso de paz es de todos, por eso como comunidad creyente reunida en torno a la Palabra de Dios, asumimos actitudes y acciones que promuevan la paz.
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